Wednesday, May 27, 2009

Reflexiones de media cancha.



(A Eric Cantoná.)

Ver el balón,
no perderle la vista,
adelantarse 25 metros
y regresar corriendo 50,
siempre con la vista fija
en la pelota,
como si la tierra girara
alrededor de balón,
como si lo único que importara
fuera esa esfera blanca
de parches marrones,
que se traslada
de un lado al otro de la cancha
en patrones tan planeados
como espontáneos.

Defender un tiro de esquina,
cobrar los tiros libres,
recorrer el césped
por 90 minutos
de un toma y daca
frenético
que no da descanso,
mantenerse
entre patadas,
jalones y reclamos,
siempre
con la vista fija
en la pelota,
ese pequeño
tirano curvilíneo
que se vuelve egoísta
y generoso a su antojo.

Cuando se es
atacante y defensor
al mismo tiempo,
hay muy poco margen
para contemplaciones,
se vive con
una amarilla encima,
siempre al borde
de la roja.

No hay tiempo
para festejar
ni lamentarse,
solo se puede correr
y mantener la posición
por todos los sectores del campo,
pero siempre,
con la vista fija
en la pelota.

Sobre el back-up plan.


Es de lo más sano tener un plan alternativo, solo en caso de que las cosas no sucedan como las planeamos, mi pregunta es, ¿tener un plan alternativo resulta demasiado negativo, o resalta nuestras cualidades planificadoras?, ¿es tener un plan alternativo una receta para el éxito o una forma más anticiparnos al fracaso inminente?

Yo no tengo un plan alternativo, a veces me pregunto si esto es porque las cosas me han salido de maravilla o por que la línea de transición entre el plan original y el alternativo es demasiado delgada; otra razón puede ser en que a veces soy demasiado determinado y me aferro a las cosas hasta que resultan aceptablemente cómodas o dentro del rango del plan original.

Ciertamente no creo necesitar de un plan alternativo, si bien a veces las cosas no resultan tal y como las planeamos, hay que aceptar que en el peor de los casos el plan alternativo resulta mucho más satisfactorio que el aburrido, parco y predecible plan original.

Quizás no se trata de tener un plan alternativo, sino de saber como ejecutarlo, cualquiera de las dos opciones, creo que siempre vale la pena aventurarse en los caminos que nos llevan lejos del sendero de lo ideal y nos sumergen en la aventura de no tener un back up plan.

Friday, May 22, 2009

El miedo del portero ante el penalti.


Son solo once pasos,
el balón se ve diminuto
y el arco enorme.
Con la mirada
busco los ojos
del ejecutante,
trato de leer sus pensamientos,
quiero entrar en su memoria,
saber, por un solo instante,
cuál será su decisión.

Las posibilidades son muchas,
fuerte, raso y colocado,
volado a media altura,
buscar los ángulos,
a la derecha,
a la izquierda
o un punterazo por el centro.

El sudor corre por mi espalda,
el arbitro asistente mira fijamente
la línea de meta,
el arbitro central levanta el brazo,
es la hora cero,
el momento de ser héroe o villano,
Héctor o Aquiles.

Son solo once pasos,
un paredón de fusilamiento,
la tabla de un barco pirata,
la distancia
que nos separa
entre la vergüenza
y la gloria eterna.

Monday, May 18, 2009

Desde mi esquina con primavera rota.


Desde mi esquina,
el cristal frio me protege del viento
que silbando circula
esta noche en que las nubes
han decidido ocultarnos la luna.

Desde mi esquina,
lamento y sollozo en silencio,
el grito dormido
de quien no reconoce deidades
y busca sin embargo tu lugar en el cielo.

Desde mi esquina
celebro con la memoria,
abrazo con el olfato,
mis ojos devoran
tus huellas de tinta.

El otoño,
muy temprano
ha venido a romper esta primavera;
y yo
desde mi esquina,
me busco entre los bolsillos
pero no logro encontrar
la cinta scoth.

Si escribo, es por vos


Fue, mientras me comía un tamal un lunes de vacaciones forzadas en que me enteré de tu muerte, Maestro.

Una ola de emociones me revolcó con la fuerza de tantos recuerdos, de tantos momentos en mi vida que he acompañado con tu obra, la de mi más admirado y laureado autor, de mi más acostumbrado atajo, de mi escondite favorito, mi arsenal más poderoso.

A través de ti supe que existían: la palabra pichi, el exilio y la tortura, he llorado y reído a la par de tus inolvidables personajes, he sufrido y he dejado de comer por la rabia y la impotencia de no poder hacer nada por ellos, he visto la nobleza y transparencia de tu alma; por ti, he elegido ser rebelde, escritor y subversivo.

He usado tus poemas (de memoria) para enamorar, para halagar, para fraternizar, me he curado el mal de amores; he entendido un poco más la injusticia de éste mundo a través de tus interminables rimas.

Me he devorado tus cuentos, he hecho ensayos, copias e intentos.
Si escribo es por vos, eso nunca te lo dije, aunque siempre lo he pensado, eres y serás mi referencia, mi Maestro, mi más entrañable amigo de papel y muchas veces de bolsillo.
Gracias por el fuego, ese que has encendido por siempre en mi alma.

“No hay ángeles
no hay dios

no hay cielo
no hay regreso

sin embargo
y sin duda
hay sueños como ángeles
hay miedos como dios
hay cielos como cielo

sin embargo
y sin duda
lo que no hay
es regreso.”

Ay que no hay.
M. Benedetti

¡Chau Maestro!