Monday, August 06, 2018

Punks roba tragos


Lo más difícil de ser punk no es el rechazo social ni el constante acoso de las autoridades, no. Lo más difícil de ser punk es conseguir un trago decente. Por alguna razón, los bartenders de esta ciudad nunca le sirven tragos a los punks. Tal vez sea porque se sienten intimidados, tal vez en alguna época olvidada hubo una separación de los clanes y ellos siguen guardando rencor, o simplemente les cagamos. El caso es que no hay forma de lidiar con ellos, y, cuando nos "hacen el favor" de atendernos, nos sirven chela tibia o martinis que no están ni shaken ni stirred.

¿Qué opción nos queda más que tener que robar tragos?.
Robar tragos no es un acto de rebeldía, no  son acciones de guerrilla urbana, mucho menos operaciones encubiertas con la finalidad de derrocar al sistema opresor, es un simple acto de supervivencia, porque por más duros que seamos los punks, por más dolor y desesperanza que nuestro corazón pueda resistir, no se puede ser punk y tener sed. No se puede hacer un llamado anti stablishment con la garganta seca, la rebeldía y la transgresión psicóloga, simplemente no son posibles sin la lubricación necesaria.

Por eso nos vemos obligados a robar tragos, a circundar las mesas buscando un pequeño descuido para asestar, con un movimiento certero, casi quirúrgico, un manotazo que despoja al incauto de su trago sin derramar una sola gota del vital líquido.
Nos llaman los punks roba tragos, pero si no lo hiciéramos, a duras penas, nos podrían llamar punks.

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