Friday, August 28, 2009

Crónica de un libro que no me está gustando.


Desde hace tres semanas vengo leyendo "México Sediento" de Francisco Martin Moreno, con mucha dificultad y a regañadientes he ido avanzando en una maraña de datos repetitivos demasiado difusos para una novela histórica, licencias poéticas y opiniones personales demasiado criticas para ser fantasía, y cuatro personajes principales, de los cuales Melitón, el protagonista, en mi opinión, viene siendo el más débil y venido a menos. Por otra parte están: Isabel, la mujer que vive una encrucijada entre hacer lo bien visto y lo que ella verdaderamente quiere, un personaje fantástico e intrigante, que causa adeptos y enemigos por igual; Doña Marta la madre abnegada que quiere expiar culpas y vivir a través de su hija; y por ultimo Manuel (o Fernando todavía no se revela su verdadera identidad) un gallero macho mujeriego y jugador que muerde el polvo por la Chabela y que gracias a un vortex en el tiempo, se hace rico de la noche a la mañana. Un fiel retrato de los sueños de muchos connacionales (en la onda de ¿a qué le tiras cuando sueñas mexicano?).

La pregunta es, ¿y porqué sigo leyendo, si por voluntad propia habría dejado el libro en el prólogo? No tengo una respuesta directa, pero si varias teorías. La primera seria el compromiso que adquirí al inscribirme en el círculo de lectura, sin embargo tomando en cuenta la naturalidad con la que soy capaz de prescindir de ciertas obligaciones, no me convence del todo, la segunda sería por solidaridad, para con mi mujer y mis compañeros del circulo quienes también están condenados a 387 paginas en cuatro semanas, sin embargo tampoco soy tan solidario, finalmente llegue a convencerme de que de vez e cuando no está mal leer completo un libro que no me gusta, no es la primera vez, ni la última que voy a hacerlo, leí completos Fury y Shalimar de Clown de Salman Rushdie, no me gustaron mucho (Fury no me gustó nada) y Salman sigue siendo mi escritor favorito en inglés, es más me muero por leer The Enchantress of Florence solo para quitarme el mal sabor de boca.

Dudo mucho que, a la altura de la pagina 200, México Sediento pueda salvarse y pueda convertirse uno de esos libro que guardo con cariño para de vez en cuando re leer alguna páginas y sentir lo mismo que la primera vez, sin embargo me ha hecho ser más consciente del uso del agua y redoblar mis esfuerzos por no desperdiciarla. Si esa es la intención del autor, creo que su misión está cumplida, solo creo que pudo haber echo un mejor trabajo.

Tuesday, August 11, 2009

Insomnio

Hace mucho que no sufría de insomnio, desde que me mude a la Escandón siempre he podido dormir muy bien, no se cual es la fuerza que hoy me mantiene fuera de la cama en mis pijamas amarillos tecleando cualquier cosa que pasa por mi cabeza.

Es como si una parte de mi, no se diera por vencida e insiste en seguir escribiendo, en seguir pensando en voz alta y doble espacio, como liberándose de un exoesqueleto que la mantiene cautiva, que no la deja salir a respirar; a conspirar, a decirle de una buena vez al mundo que se puede ir al demonio, a exigirle a las autoridades que nos cumplan, a poner en evidencia y por escrito todo el amor que le tengo a mi mujer.

Que conste en el acta (o en el blog) que no solo escribo cuando no puedo dormir, pero que escupir estas líneas, me resulta mucho mejor y efectivo a la triste alternativa de resignarme a tener que contar ovejas.

Y conocí a Vicente Leñero


No es el viejito cascarrabias que yo creía, no es el marxista aferrado que me imaginaba, tampoco es el escritor orgulloso y déspota que uno podría sugerirse, todo lo contrario, Vicente Leñero es un tipo accesible, lleno de humanidad y que sabe conversar con sus lectores, quizás esto sea principalmente, porque él mismo no se considera un escritor.

En un poco más de una hora en que tuve oportunidad de escucharle, de hacerle una pregunta y recetarle una alabanza, Vicente Leñero, el Maestro Leñero se dibujo ante mis ojos (al menos así yo lo percibí, hay que constar que nunca opino por los demás) como una persona en la cúspide de su carrera, en su carrera de persona (cabe aclarar) no como escritor, periodista dramaturgo o guionista (o adaptador, como él mismo se describe).

Es difícil precisar como es que una persona se sobrepone a todos los males y los vicios de ésta vida para finalmente ejercer como éso, una simple persona, un luchador incansable, un modelo a seguir en el arte de ser persona y nada más.

Me siento afortunado de haber tenido la oportunidad de conocer al Maestro y descubrir al ser humano.