Tuesday, August 07, 2018

Como Juan Escutia

La velada era perfecta, la música, el ambiente, la morra que acababa de conocer, ¿no les ha pasado que platican con alguien cinco minutos y sienten que le conocen de toda la vida?. Subimos como 20 instagram stories, yo la miraba a los ojos y me reflejaba en su sonrisa. El tiempo transcurría lento, como si tuviera un pacto con Cronos que hacía que cada minuto juntos se sintiera eterno, como si por por primera vez en mucho tiempo, el viento soplara a mi favor.

La invité a la azotea, me siguió tomándome del brazo, sus palmas eran ásperas, manos de artista, su cabello, un enigma de serpientes enredadas que me llamaban, que me atraían para convertirme en piedra. Era medusa, yo Perseo.

Nos gustaban las mismas rolas, nos reímos de las mismas tonterías; yo le dediqué mi sonrisa número 4, esa que dice: no me estoy riendo de ti, me estoy riendo contigo. Todo lo que decía me parecía interesante, todo lo que yo decía la hacía sonreír.

Así que me armé de valor y me lancé como Juan Escutia hacia sus labios, el lance más valiente que una persona puede realizar, porque siempre se corre el riesgo del terrible y humillante fracaso, el fuego ardiente del infierno del rechazo, pero por otra parte, está la gloria de la correspondencia, la experiencia inolvidable del primer beso.

Y como Juan Escutia, encontré el vacío, el aire helado de la noche congelándome los pómulos, el horror de no querer abrir los ojos y saberme derrotado por las fuerzas invasoras, aferrado a mi bandera, transitaba en la caída heróica de quien se lanza por todo y se queda sin nada.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home