Friday, May 22, 2009

El miedo del portero ante el penalti.


Son solo once pasos,
el balón se ve diminuto
y el arco enorme.
Con la mirada
busco los ojos
del ejecutante,
trato de leer sus pensamientos,
quiero entrar en su memoria,
saber, por un solo instante,
cuál será su decisión.

Las posibilidades son muchas,
fuerte, raso y colocado,
volado a media altura,
buscar los ángulos,
a la derecha,
a la izquierda
o un punterazo por el centro.

El sudor corre por mi espalda,
el arbitro asistente mira fijamente
la línea de meta,
el arbitro central levanta el brazo,
es la hora cero,
el momento de ser héroe o villano,
Héctor o Aquiles.

Son solo once pasos,
un paredón de fusilamiento,
la tabla de un barco pirata,
la distancia
que nos separa
entre la vergüenza
y la gloria eterna.

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