Monday, November 24, 2014

Helado para astronautas

Aun podía sentir el calor de sus labios en los suyos mientras lo miraba alejarse a su egocéntrico paso apresurado, como si todo el mundo tuviera que caminar a su ritmo. No estaba segura de lo que sentía por él, no era amor (nunca fue amor) era más bien un atracción inexplicable, un gusto culposo, un escape a todo lo convencional, una alternativa al aburrido mundo de Ohio.

Lo había conocido apenas unas semanas antes en un hostal de Washington DC, justo después de haber terminado con Christopher, cuando decidió escaparse a la Capital de país, solo para pensar en otra cosa. Su encuentro fue casual, casi fortuito, prácticamente escrito por el destino, fue en un elevedor, mientras bajaba con las compañeras de cuarto que recién conocía a buscar un bar para tomar una cerveza, él entró al elevador, le  sonrío a todas y le dijo 'me gusta tu sombrero' a la pelirroja alemana que la acompañaba, por alguna razón se sintió celosa.

Salieron del hostal y él se entretuvo preguntando algo en la recepción, así que decidió retener al grupo de 4 chicas ( la alemana, dos argentinas y ella) para ponerse de acuerdo y decidir el destino, justo el tiempo suficiente para que él saliera del edificio y se acercara al grupo para preguntarles qué estaban planeando.

Cuando se tiene un corazón roto, pensaba, se puede caer con el primer tipo que se atraviese, pero él nunca se atravesó en su camino, todo lo contrario, toda la velada parecía estar más interesado en la pelirroja y su estupido sombrero vaquero que en ella, intento darte celos bailando con otros chicos, pero no pareció darse por enterado. Lo miro tomar cerveza y escuchó atentamente su estupida teoría de solo tomar cerveza local y en vaso, en realidad estaba lleno de teorías escupidas y hacia chistes de cosas que parecían no ser graciosas, pero de alguna forma lo eran, y sin duda era mucho más interesante escuchar a alguien que tenía teoría sobre todo (por mas estúpidas que fueran) que a su ex novio que solo hablaba de los planes que nunca realizaba.

La noche transcurrió así hasta que sutilmente les preguntó si acostumbran besar a la gente al saludar, obviamente esa no era una costumbre en Ohio, pero si en Argentina, incluso en Alemania., 'Ok, detuvo la conversación que él mismo había iniciado, entonces queda establecido que en México se da un beso en la mejilla, y la tomo a ella como sujeto de pruebas, besándola suavente en la mejilla., en Argentina son dos besos, uno en cada mejilla, dijo repitiendo la operación, y en Alemania depende del grado de confianza, ¿es correcto? Preguntó hacia la pelirroja del sombrero vaquero quien solo respondió con un guiño coqueto. Por lo tanto continuó elaborando una mas de sus teorías, si, digamos, tu me gustas y yo te gusto, podría besarte en los labios, dijo mirándola. No respondió, sintió el calor de la sangre corriendo por su rostro y manos, y después un suave beso sin lengua y sin saliva que la hizo cerrar los ojos pero no le dio oportunidad de responder. Entonces, le pregunto a ella , ¿cómo se saludan en Ohio?.

Regresaron al hostal , el pasó de ser indiferente a servicial, casi como si tuviera lastima por lo fácil que le había resultado besarla, y se sentía obligado a mostrar empatía para no destrozar su autoestima, en el taxi de regreso la besó dos veces más, de lengua.

Se despidieron sin mucho trámite, a los tres días recibió un correo electrónico en que le decía que le gustaría volverla a ver, acordaron regresar a Washington DC en tres semanas.

Tuvo mucho tiempo para pensarlo, para arrepentirse, pero no podía evitar escribirle todos los días por correo electrónico, leer sus mensajes, siempre divertidos, siempre contando historias absurdas de los hábitos de la gente en México, eso la hacia reír, la hacia querer volver a verlo.

Se reencontraron en la fecha y hora pactada bajo el monumento a Washington, él la saludo con un beso cálido pero corto, ella esperaba un beso mas apasionado. Pasearon por la ciudad, ella escucho cada una de sus teorías, que de pronto no parecían tan estupidas (aunque en realidad lo eran), el le pidió que fueran al Air and Space Museum, le apasionaba la aviación., a ella le emocionaba saber que había algo en el que no era calculador, que así como media cada uno de sus gestos y movimientos para lograr un objetivo específico, también podía dar rienda suelta a su niño interior. Mientras jugaba en un simulador, ella se preguntaba qué veía en él, no era guapo, era bastante bajo y flaco, pero reflejaba tal seguridad en su mismo, que en momentos parecía como si todas la mujeres en el área lo desearan y solo tenía ojos para ella, la hacia sentir única entre los demás.

Por la noche jugaron billar, era muy malo, pero le divertía jugar, también tenía una teoría para eso, también era estupida, pero era mucho mas divertida que estupida , nunca había conocido a alguien que sacara tanta ventaja de sus múltiples defectos. Mas tarde ya desnudos en la cama antes de dejarlo pentrarla sintió la necesidad de preguntarle, hacia donde iba eso, él se detuvo, por un momento se vio desconcertado, 'no lo se' le contesto, 'pero que sea bueno mientras dure, ¿no te parece? 

Mientras lo llevaba al aeropuerto ella hablaba sin parar, el escuchaba atentamente, no podía evitar sentirse feliz, se sabía tan perdida como él, pero no se sentía sola, detuvo el auto, el se acercó y la besó suavente, tomo su back pack y se bajó del auto haciendo símbolo de paz con las manos a menera de despedida, habían quedado en verse en dos semanas en Ohio, ella no sabia si lo iba a volver a ver, aunque lo vio, tres veces más, antes de que dejara de ser bueno, y todo terminara muy mal, pero esa tarde sin conocer el futuro, María miró el asiento que José había dejado vacío, se dio cuenta que había  olvidado un sobre del helado de astronauta que él había comprado, se acercó al vidrio del lado del copiloto y trato de gritarle, pero ya estaba dentro de la terminal, no podría escucharla. El oficial de policía la miro con desagrado así que decidió arrancar el auto e irse, la cabeza le daba vueltas, pensó en guardar el helado de astronauta y sorprenderlo la siguiente vez que se vieran, pero nunca lo hizo, jamás se lo entregó y apesar de lo mal que terminaron las cosas, nunca se deshizo de ese paquete, lo conservó para recordar que sin importar que tan estupidas sean las teorías, lo que cuenta es ponerlas en practica.


México D.F
Noviembre 2014