La Estación Violenta

Una de las estaciones más violentas a las que me he enfrentado es, sin temor a equivocarme, Pino Suárez en hora pico. La gente está fuera de control, hemos llegado a unos niveles de intolerancia y de reacción violenta que verdaderamente asusta y preocupa.

Quizá mi buen amigo El gato de azotea tenga razón cuando relaciona éstas actitudes con la falta de espacio, y aunque creo que es una parte importante, yo las relaciono de forma más directa con la desigualdad y la desesperación que vive nuestro país en la actualidad.

Los defeños, salimos todos los días a trabajar sin ganas, desmotivados con las presiones económicas, familiares y laborales encima, con la incertidumbre de no saber que va a pasar mañana, de cómo vamos a hacer para salir adelante, estamos al filo de la navaja, y basta la más pequeña provocación para que las cosas se salgan de control.

No ayuda llegar a la estación de trasbordo en un vagón repleto a una plataforma casi desbordante. Es ahí cuando inicia la lucha, porque no es un esfuerzo, el salir o entrar del metro no deja cabida para el orden ni el “antes de subir permita bajar”, porque no hay para donde hacerse, no se pueden tomar consideraciones con mjeres y niños, por que no hay opción, la gente empuja y llegamos al punto de tener que decidir entre ellos o nosotros.

¿Qué está pasando con México?, nada que Juan O´Gorman, o Siqueiros no hayan denunciado que empezaba a pasar en nuestro país hace 60 años, pero si un efecto que cada vez nos aleja más de la belleza, de la cultura, de la invitación que nos hacía Octavio Paz hace 50 a ser mejores, ¿Cómo es que nos hemos alejado tanto de la Estación Violenta de Octavio Paz para transformarla en la Pino Suárez?, dónde transbordamos, en qué estación me bajo, porque me niego a seguir participando en esto. A partir de mañana voy a recitar poesía en el metro, lo mejor es que todos nos encaminemos hacia ese camino.