Saturday, February 25, 2006

Mafish

Mohamed Ali Mustafá vive en Santa Katarina, un pequeño pueblo en la zona protegida del la Península de Sinaí, se hace cargo de barrer la escuela local y atiende una cafetería cerca del Monasterio de Santa Katarina un punto turístico popular entre visitantes de todas partes del mundo que llegan hasta ahí para ascender al Monte Sinaí o Gebel Musa(que es el nombre en árabe). Está casado, tiene dos esposas, Radiya y Jamila y dos hijos con la segunda, Omar Alí Mustafá de 4 años y una niña, Matariya Mustafá de 3.

De sus dos esposas, siente mayor cariño por Radiya, su prima materna y con quién siempre llevó una estrecha amistad, cuando la pidió en matrimonio a su tío, el hermano de su padre Ahmed Alí Mustafá, fue aceptado con gusto pues Mohamed siempre sobresalió en sus estudios en el Kuttab por lo que salía leer, escribir , lo que le aseguraba su trabajo como encargado de una tienda en Bab al-Futuh en el viejo Cairo y su un amplio conocimiento de aritmética, le daba la posibilidad de llegar a ser él mismo el dueño de una tienda algún día.

El matrimonio se instaló en dos cuartos en la parte trasera de la tienda que el dueño Moharrem Ibrahim le permitió acondicionar como hogar a Mohamed y Radiya, ahí trasladó una bañera y un horno, los esenciales para iniciar un hogar. La familia de Radiya proporcionó los muebles como dote, una pequeña mesa, sillas y una cama conyugal.

La desgracia cayó temprano sobre el nuevo matrimonio, Mohamed de 20 años y Radiya de 16, no pudieron concebir un hijo en su primer año de matrimonio, , un respetado miembro de la comunidad y tío materno de Radiya pidió paciencia para su sobrina -"Es muy joven y dios sabe que es pronto para enviarles un hijo"- decía a todos quien se acercaban a él con ésta preocupación. En confidencia le recomendó a su sobrina visitar al Sheij Mahmoud para que intercediera en el mundo invisible por ellos y les ayudara a darle un fruto a su matrimonio.

Radiya así lo hizo, fue hasta la casa del Sheij en Darb al-Ahmar quien le recomendó esperar hasta su siguiente ciclo, matar un pato y cocinarlo, las entrañas del pato no debían desecharse, si no debían guardarse en un recipiente, le daría de cenar un festín de pato a su marido y después de la consumación del acto, lavaría las sábanas en agua hirviendo combinándolas con las entrañas guardadas del pato. De esta manera alejaría a los espíritus que le impedían la fecundación y quedaría indudablemente embarazada.

La formula mágica funcionó, Radiya llena de gusto le aviso a su querido esposo un mes después que esperaban un hijo, Mohamed estaba jubiloso, una tarde mientras tomaba té con su querido amigo y primo materno Atef Halil, éste le decía que debía pensar en su futuro e irse con él a Santa Katarina donde planeaba poner un café. Mohamed le prometió que lo pensaría y una vez nacido su hijo, tomaría una decisión. Desafortunadamente después de tres meses, Radiya tuvo complicaciones y perdió al bebé.

El matrimonio estaba destrozado, las familias de ambos sumidas en una amarga pena, pasó un año más y Radiya no podía concebir, fue el mismo Abdel Efendi, quien sugirió que Mohamed se divorciara de Radiya y buscara hacer una familia con su propia hija Jamila.

Mohamed no podía divorciarse de Radiya, su amor por ella era muy profundo, además qué sería de ella, quién querría desposarla ahora que se sabía que era incapaz de concebir, le propuso a Radiya tomar a Jamila como segunda esposa y que permaneciera a su lado como concubina. Radiya, viendo el gran sacrificio de amor que su esposo estaba dispuesto hacer por ella, aceptó solemne.

Fue así como Jamila llegó a la familia, para felicidad de Mohamed y vergüenza de Radiya, quedó embarazada inmediatamente, el júbilo y la humillación se hizo más grande cuando el primer fruto del matrimonio fue un varón, a quién nombraron Omar.

Con la llegada de Omar y dos esposas se hacia casi imposible seguir viviendo en los dos cuartos en la parte trasera de la tienda, así que Mohamed tuvo que rentar un departamento en la calle de Al-Muizz, por lo que el gasto familiar se elevó a medida que impedía a Mohamed ahorrar. Radiya se ofreció a trabajar haciendo limpieza en las casas ricas de la Heliópolis, pero Mohamed se negó rotundamente, ya era suficiente con el cuchicheo de la familia por tener dos esposas sin poderlas mantener, para aumentar la vergüenza de mandar a una esposa a ayudar al marido.

Con sus penas y derivas, la familia se mantenía a flote, a un año de el nacimiento de Omar, Jamila le anunció a su esposo, que estaba nuevamente embarazada, lo cual causó mucho alegría a la familia, incluso a Radiya, quien había enlazado una fuerte amistad con su prima Jamila y había aprendido a amar a Omar como si fuera un hijo propio. Ambas familias celebraron la ocasión y colmaron de regalos a Jamila y Radiya en la espera de un nuevo fruto.

Pero parecía que la llegada de nuevos hijos, más que una bendición, parecía ser un mal augurio para los Mustafá, con la llegada de una hermosa niña a quien nombraron Matariya llegó la decisión de Moharrem Ibrahim de dejar la tienda e irse a vivir con su familia a Beni Suef, ofreció a Mohamed la tienda en venta, pero las circunstancias no le permitían hacer semejante compra, así que en uno de los momentos más felices de su vida, Mohamed Alí Mustafá se encontraba con dos esposas, dos hijos y sin trabajo.

Fue así como aceptó la invitación de ir al Sinaí con su primo Atef Halil, quién le contaba tenía un negocio próspero. Abdel Efendi accedió a rentarle dos cuarto de su casa para que vivieran sus dos esposas e hijas mientras él iba y venía desde Sinaí.

Las cosas mejoraron para Mohamed, gracias a la influencia de su primo, consiguió trabajo barriendo la escuela local con un sueldo de 1000 EL mensuales y recibiendo remesas por una cantidad similar atendiendo el café ademas de propinas o "baksheesh" que recibe de los extranjeros que visitan el lugar.

Fué una noche de sábado, que es normalmente la noche más tranquila de la semana, pues el monasterio cierra los domingos que dos visitantes llegaron por la noche o tomar té. Se trataba de dos mexicanos, Jorge y Angel, procedentes de El Cairo que se disponían a subir el monte esa misma noche, Mohamed, a quién le encanta platicar con los extranjeros los invitó a quedarse en el café hasta las tres de la mañana y que iniciaran el ascenso a esa hora, pues en invierno, el frío en la cima es casi insoportable, además de que el café y té en los refugios de la cima cuesta el doble o triple, dependiendo de cuanto frío esté haciendo. Los mexicanos aceptaron, eran tipos sencillos, muy interesados en la cultura egipcia y especialmente en aprender árabe, estuvieron jugando dominó de nueve fichas, entre juego y juego, les enseñó algunas expresiones en árabe y a decir "mafish" que significa: paso. Y aprendieron bien la palabra, por que los hizo pasar varias veces jugando al dominó. Les contó un poco de su vida y lo difícil que es vivir lejos de sus hijos a quienes apenas conocía, pues solo viajaba una vez al mes por tres días para verlos y darle sus ganancias a sus esposas.

Su sueño es poder traer a su familia con él, pero las oportunidades de estudios en El Cairo sin mucho mayores que en Santa Katarina, se ha refugiado en la fe de Alá y el amor del profeta para sobrellevar una vida difícil.

Al irse, los mexicanos le dieron 20 LE de baksheesh, el hubiera deseado que fuera más, ellos también, se fue a dormir pensando que por la tarde tomaría el autobús al Cairo y el martes por la mañana estaría con sus hijos y sus amadas esposas.

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